autofagia

Autofagia y Ayuno Intermitente, un protocolo con importantes beneficios para la salud

Vivimos en una época en la que el cuidado de la salud es una prioridad, tener un cuerpo esbelto no siempre es su finalidad; más allá de eso, el objetivo es el bienestar general, cuerpo y mente equilibrados para tener una larga vida.

Es aquí donde el ayuno intermitente se hace presente como un sistema adecuado para tal fin, una herramienta que más que una dieta, puede adoptarse como un estilo de vida, un sistema nutricional con grandes beneficios para la salud.

Al afirmar que el Ayuno Intermitente es más que una dieta para bajar esos kilos no deseados, es necesario dar mayores explicaciones y pruebas que certifiquen de alguna manera cuáles son los beneficios de ponerlo en práctica.

En respuesta a ello, la AUTOFAGIA, es una de las razones que con más frecuencia se menciona entre los promotores del Ayuno Intermitente; pero ¿Qué es la autofagia?

A continuación te brindamos más detalles…

¿Qué es la Autofagia?

De origen griego, la palabra autofagia puede traducirse como “comerse a uno mismo”.

Dicha denominación, describe el proceso a partir del cual las células emplean la autofagia para obtener energía y materiales de manera rápida en caso de inanición o situaciones de estrés, dando lugar a una especie de canibalismo celular o mecanismo de reciclaje del organismo.

De esa manera, con la autofagia, las células se “auto limpian” y renuevan a sí mismas para un mejor funcionamiento, transformando lo dañino en material nutritivo y evitando la acumulación de residuos celulares tóxicos y perjudiciales para la salud.

Es así que en caso de infecciones, las células utilizan la autofagia para eliminar bacterias o virus invasores; igualmente, funciona como un sistema de control de calidad para deshacerse de proteínas u orgánulos defectuosos, que pueden desarrollarse naturalmente con el envejecimiento.

Otros datos revelan…

La autofagia tiene un importante aval de la comunidad científica, tal es así que los estudios al respecto han merecido dos Premios Nobel de Medicina; uno en 1974, para el belga Christian de Duve, quien acuño el nombre y dio luz a los primeros descubrimientos y el otro premio fue para el científico japonés Yoshinori Ohsumi en 2016, por sus hallazgos respecto al mecanismo de la autofagia.

Por otro lado, un dato más que resulta interesante, revela que la autofagia pierde efectividad con los años, es decir, a medida que envejecemos, la eliminación y el reciclaje de los productos de deshecho que nuestro organismo continúa generando, es menos eficaz.

Aquí es donde surge la relación de la autofagia con el envejecimiento, a menor eficacia del mecanismo de la autofagia, mayor probabilidad de efectos adversos en el funcionamiento interno del cuerpo, células que no se auto limpian adecuadamente; una especie de circulo vicioso en el que el envejecimiento afecta la autofagia y esta provoca mayor envejecimiento (visto como un deterioro) de alguno o varios de los componentes de la maquinaria corporal.

Es por ello que se desarrollan muchos estudios sobre el tema, procurando responder las incógnitas que surgen del análisis de dicho mecanismo y su impacto en la salud humana partiendo de la premisa de que los fallos en la autofagia pueden tener relación directa con el desarrollo de ciertas enfermedades como las neurodegenerativas, cardiovasculares, autoinmunes, metabólicas o diversos tipos de cáncer.

Autofagia como herramienta para prevenir enfermedades

Ya en el 2018, una publicación de la BBC Mundo, revelaba que en una entrevista al doctor Rubinsztein, profesor de neurogenética molecular de la universidad de Cambridge y miembro del Instituto de Investigación de la Demencia de Reino Unido, él se mostraba optimista sobre el futuro de la autofagia para tratar enfermedades.

En ese entonces, en estudios realizados en su laboratorio, se descubrió que las proteínas forman “marañas” en las células nerviosas de las personas que tienen males como el Alzheimer o el Parkinson. En relación a ello, el especialista afirmó “Descubrimos que si activas la autofagia, el cuerpo puede deshacerse rápidamente de esas proteínas y eso protege contra enfermedades neurodegenerativas como el Huntington, el Parkinson y distintas formas de demencia”.

Sumado a ello, se le adjudican a la autofagia importantes beneficios como el rejuvenecimiento celular, gracias al drenaje de toxinas y desintoxicación celular, prevención de ciertos tipos de cáncer y diabetes, pérdida de peso, mejor funcionamiento cerebral, etc.

Sin embargo, la autofagia no siempre puede ser buena, hay estudios que indican que algunos tipos de cáncer, pueden regular la autofagia de manera tal que el mecanismo puede actuar como barrera protectora de las células cancerígenas, utilizándolo a su propio beneficio para aumentar su crecimiento y agresividad.

En estos casos, la investigación se centra en la búsqueda de si la inhibición de la autofagia podría mejorar los tratamientos contra el cáncer.

Vale aclarar que todas estas afirmaciones sobre la doble cara de la autofagia, responden a un proceso continuo de estudios, cuyas conclusiones no son definitivas sino una constante búsqueda de efectos positivos para la salud.

Ayuno Intermitente y Autofagia

Considerando los beneficios hasta ahora atribuidos a la autofagia, la estimulación de dicho mecanismo es clave para una vida más longeva y motiva una investigación más exhaustiva de cómo funciona.

Aquí es cuando el ayuno tiene su rol protagónico ya que en periodos prolongados sin ingesta de alimentos, la autofagia se activa en el hígado para mantener sus funciones metabólicas.

El proceso puede describirse de forma simplificada parafraseando al doctor Jason Fung: cuando comemos, se ingiere más energía alimentaria de la que se puede utilizar inmediatamente, aquí es donde la insulina ayuda a almacenar el exceso de energía de dos formas distintas.

Una es de fácil acceso pero con un espacio de almacenamiento limitado en el hígado (glucógeno), y la otra es más difícil de acceder pero tiene un espacio de almacenamiento casi ilimitado (grasa corporal).

Por el contrario, cuando dejamos de comer, los niveles de insulina caen, lo que indica al cuerpo que comience a quemar la energía almacenada porque ya no la tiene a través de los alimentos; la glucosa en sangre desciende, por lo que el cuerpo ahora debe extraer la glucosa del almacenamiento para quemarla y obtener energía y el glucógeno es la fuente de energía más accesible.

Aquí surge otra duda ¿Cuánto tiempo de ayuno se necesita para la autofagia?

Si bien es cierto que no hay una única respuesta a dicho interrogante ya que depende del metabolismo de cada persona, los estudios sugieren que para potenciar el efecto beneficioso de la autofagia, es necesario que el tiempo que transcurre entre la cena y el desayuno sea de al menos unas 16 horas, con una ventana de alimentación de 8 horas; es así como el ayuno intermitente permite que el cuerpo utilice la energía almacenada.

No obstante, es apropiado recordar que la aplicación de un protocolo de ayuno debe ajustarse a cada persona de forma que el mismo pueda incorporarse como una práctica frecuente en pro de una mejora continua de la salud.

Por otro lado, es bueno aclarar que también existen otros factores que impulsan o activan el proceso de autofagia como son el ejercicio de alta intensidad, como los entrenamientos HIIT o  TABATA y determinados tipos de dieta como la cetogénica, entre otros.

Aunque todos los datos expuestos hasta aquí puedan resultar algo complicados y un poco técnicos, la intensión es brindar una explicación lo más simple posible pero que a su vez ayude a comprender un poco mejor el por qué el ayuno intermitente es un sistema recomendado para mejorar tu salud.


Posted

in

by

Comments

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *